Sensación gratificante de poseer un bien raro y exclusivo, que siempre se ha considerado un status symbol.
Satisfacción de poder lucirlo (a diferencia de otras inversiones financieras) con la seguridad que el tiempo no lo modifica ("Un diamante es para siempre"). Ideal como herencia a las futuras generaciones.
El diamante ha ejercitado siempre un encanto profundo, volviéndose un simbolo al cual aspirar desdes la antigüedad. Su significado está relacionado con la perfección y la belleza de un enlace eterno. La consciencia que comprando un diamante se compra una unión indisoluble con quien recibirá el regalo, de generación en generación, crea un valor añadido que va más allá del patrimonial.